«Me encanta correr. Amo correr. Mi vida es el Maratón». Haile Gebrselassie
Correr un Maratón es una experiencia única, o al menos eso dice todo el mundo ¿verdad? Pero lo que realmente te hace maratoniano/a no es la medalla de finisher sino todo el entrenamiento previo. Porque solo quien lo ha vivido sabe el nivel de exigencia, constancia, sacrificio y dedicación que requieren los 42.195 metros.

El espíritu del Maratón son los madrugones cuando ya no te quedan fuerzas, las lesiones que te hacen temer lo peor, salir a entrenar con sol, lluvia o aire, sacrificar tu vida social y familiar,…
Si has logrado superar todo esto, aunque tengas dudas y miedos, sabes que tienes mucho ganado. Y cuando menos te lo esperas, ha llegado el gran día, el día «M».

Suena el despertador… aunque ya llevas rato en vela. Desayunas como si viniera la guerra y no supieras cuándo vas a volver a probar bocado. Te vistes con la ropa de los días especiales: camiseta, pantalón, zapatillas y el dorsal colocado milimétricamente. Cargas todos los bártulos (geles, sales, plátano,…) y, ahora sí, pones rumbo a la zona de salida… rumbo a tus sueños 😉
Al fin, te encuentras en tu cajón de salida. Por muchos maratones que lleves tus piernas en ese momento están temblorosas y tus nervios desbordados. Tienes una mezcla de ilusión y ansiedad que explota al escuchar el pistoletazo de salida.
Entonces la marea de gente se pone en marcha y tú solo tienes que correr, o mejor dicho solo quieres correr, correr y correr. Te quedan 42.195 metros por delante.


Las calles están llenas de gente, algunas personas incluso gritan tu nombre al leerlo en el dorsal. Te envuelves de los sonidos, los olores y cada una de las sensaciones mientras tus pies avanzan sin apenas darte cuenta.
La ciudad se rinde a tus pies, se paraliza para que tú y unas 20.000 personas locas más podáis correr y eso es…¡impresionante!
Aaaaaaah!! y también están los «locos» que ofrecen su tiempo, su esfuerzo y su cariño «pá que no te falte de ná»…¡Los voluntari@s! ¡Menudos sois!…regaláis sonrisas, tendéis una «mano amiga»…¡Hacéis que todo el puzzle de emociones encaje! 🙂
Y los hay que se dejan la voz con pancartas, megáfonos, pompones,… y es que todo vale para dar ánimo a tu gente bonita ❤️ No sabéis lo que se agradece cualquier grito de ánimo para espantar al «tío del mazo».


Aún así puede que aparezca ese temido muro, algún calambre o corte de digestión. En ese momento recurres a todo lo imaginable: contar pasos, cantar canciones absurdas o dedicar kilómetros son tus mejores bazas. Cualquier cosa sirve con tal de no pensar que tienes que seguir avanzando.
Y así lo haces. Avanzas por todo el esfuerzo y tiempo invertido para entrenar cada día, avanzas por toda esa gente que ha estado a tu lado durante los meses previos (y por los que ya no están contigo), pero sobre todo avanzas por ti.
Entonces la gente comienza a amontonarse cerrando el recorrido de tal manera que te recuerda a una etapa ciclista. Se avecina el final y con él una pasarela azul llena de luz y de sueños cumplidos.
En esa pasarela cruzas una meta inolvidable
mientras alzas tus brazos, lloras, ríes, te abrazas,…
En esa pasarela te conviertes en «finisher»
y descubres que «maratoniano/a» ya lo eras mucho antes 😉
Juntas Es Mejor
PD: Enhorabuena a todas las valientes que hoy dormirán como «maratonianas auténticas» y a las que han devorado los 10k …¡Sois todo un ejemplo de superación y garra!
PD: Gracias a Hastphoto por captar una imagen tan bonita…¡merecía portada! 😉
espectacular !!!!
DÍAS COMO ESTOS POCOS….MUCHAS GRACIAS A TODAS POR ESTE DÍA TAN ESPECIAL !!!
¡¡¡¡ PATRY PAULA OS QUIERO MUCHO !!!!
Bravo valientes!!
Que bonito!!!
Cuantisima emocion!
Menos mal que estáis, chicas… muaaa, no puedo decir más.
Eres genial, nunca lo olvides! Y esta vez te has vuelto a superar ???
<3