Mi libertad se termina donde empieza la de los demás»

Jean- Paul Sartre

Y es que Sartre ya lo dejó bien claro en sus palabras: Nuestra libertad no debe depender nunca de otra persona, ni de una situación en concreto y, ni mucho menos, de si eres hombre o mujer.

Porque la libertad es exclusivamente tuya y de nadie más. Eso tiene que ser algo tajante: tus alas, tu espacio vital y tus intenciones son absolutamente tuyas.

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Así que ya basta de tener que sentirnos más observadas que los restaurantes de «trip advisor» cuando salimos a correr, vamos al gimnasio o salimos en bici. Porque las mujeres tenemos derecho a ir en pantalón corto, en mallas o en top si nos apetece y no tener que sentirnos por ello observadas de más, casi como si nos hicieran un escáner visual.

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Que conste que no estamos en contra de un halago (que puede estar bien ya sea para hombres o mujeres) pero… ¡cuidado con el tono o con los gestos con el que se dicen! porque no es solo qué decimos sino cómo lo decimos.

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Seguramente muchas de vosotras habréis sido víctimas de escenas que no desearíais haber vivido. Allá van algunos ejemplos que nosotras hemos «sufrido» en nuestras propias carnes o hemos escuchado hacia nuestras amigas 🙁

1.- «No te preocupes tío ya me pongo yo aquí detrás, que aquí tengo buenas vistas». Frase que suelta un amigo a otro en la clase de spinning mientras se colocan detrás de ti y no dejan de mirarte el culo.

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2.- «Nena, ¿puedes ayudarme?» Frase que escuchas mientras corres por la ladera del río y al girarte el tipo va sin calzoncillos y con los pantalones medio bajados directamente.

3.- «¿Quién fuera sillín para que te sentaras encima?» Frase disparada hacia ti, en un semáforo, mientras esperas a que se ponga en verde con tu bici y tu equipación ciclista.

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4.- «Menudos flotadores, con eso no te ahogas» Frase que puedes escuchar cuando vas a nadar a la playa con tu bañador o trimono si tienes bastante pecho.

Y todo eso al final hace que las mujeres deportistas sintamos miedo. Miedo a salir a correr por zonas poco iluminadas o apartadas. Miedo a ir en top o mallas cortas porque “vas provocando”. Y miedo a sentirte vulnerable ante cualquier situación cuando entrenas sola.

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Se ha avanzado mucho desde aquellos Juegos Olímpicos de 1900 en París donde por primera vez participaron mujeres. Pero… ¿Sabíais que hoy en día siguen existiendo países en los que no puedes salir a hacer deporte en pantalón corto si eres mujer por riesgo a que te violen?

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Así que ¡¡basta y rebastaaaaaa!! Porque no nos gusta que se nos trate como objetos, porque somos libres de sentirnos cómodas, tranquilas e incluso guapas (como ellos) con lo que nos ponemos, lo que hacemos y dónde lo hacemos.

El deporte, más que cualquier ámbito de la vida, busca que seas tú mismo y promueve unos valores únicos. Hagamos que sirva de ejemplo al mundo. Unámonos hombres y mujeres para que cada vez haya más personas sanas independientemente de si eres hombre o mujer, si llevas falda o bombachos o si enseñas más o menos carne.

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Así que viste como quieras

y respeta al resto.

Sintámonos siempre libres 🙂

Juntas Es Mejor

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