“Si quieres vivir una vida feliz, átala a una meta, no a una persona o a un objeto” Albert Einstein

Estamos tan pendientes de los «checks de whatsapp», de las redes sociales, de contar todo lo que hacemos y, por supuesto, de saber lo que hacen los demás que se nos olvida el Aquí y ahora.

Las cosas han cambiado mucho en muy poco tiempo, lo sabemos… y es en momentos como estos, cuando recordamos con añoranza jugar en el parque al «bote bote» o saltar a la cuerda, en los que nos sentimos mayores, como cuando tu abuela te decía: “Uuuuuuyyyyyy cuando yo era joven…” ¡jajajaja!

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Y es que tenemos que aprender que nuestra relación con las nuevas tecnologías debe ser «responsable». Pero sobre todo ha de ser «sana«. Porque ¿quién no se ha vuelto loco cuando se queda sin móvil, cuando no encuentra wifi o cuando va a un sitio donde la cobertura es bajo mínimos?

Deberíamos ser capaces de desconectar de la tecnología para poder conectarnos con las personas, con las situaciones y con el entorno. Así conseguiríamos estar realmente presentes con y en ellas. El mensaje es sencillo: “Desconecta para poder conectar”.

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¿Podemos tener una conversación sin estar pendiente del parpadeo del móvil, sin mirar stories, sin creer haber escuchado el sonido del teléfono? ¿Estamos capacitados de no sacar el móvil en una cena o no revisarlo antes de ir a dormir? Depender de algo es muy peligroso, más de lo que podemos imaginar.

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Atrás quedan el alcohol, las pastillas y el tabaco como drogas de referencia. Vivimos, sin apenas darnos cuenta, enganchados cada día a muchas nuevas drogas: comida, vídeo juegos, trabajo,… y sin duda alguna el móvil se lleva «la palma». Y es que tenemos un mundo llenos de oportunidades a la vuelta de la esquina (y sino Amazon te lo trae a tu casa en 24 horas, ¿verdad? ¡jajajaja!)

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Más preocupante aún es ver cómo niños y adolescentes crecen en un mundo cada vez más tecnológico. Un mundo que nos aleja cada día más de esas tardes de parque con los amigos, juegos y risas. Ahora, los bancos de esos mismos parques donde tú jugabas al balón-tiro, están repletos de gente con la cabeza agachada y los dedos encogidos.

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Por desgracia de esto el deporte tampoco se libra. Ya no hablamos de dejar el móvil en casa para entrenar, muchas personas llevamos la música o las aplicaciones de entrenamiento en él. Pero, señoras y señores, ¡el modo avión existeeeeeee! No es una leyenda ¡Es real! Si lo activas no recibes llamadas ni notificaciones de ningún tipo. Pero tranquilidad, las fotos te las puedes hacer igual 😉

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Y si de adicciones y deporte seguimos hablando nos encontramos con multitud de situaciones que, de no tener un poco de control, se nos pueden ir de las manos. Enfadarte si no puedes ir a tu clase de spinning de los martes, contar las nueces del desayuno para no pasarte con la dieta o que tu humor dependa del resultado de tu entrenamiento pueden ser síntomas de un adicto al ejercicio físico.

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Vale, vale, eso nos ha pasado a todos alguna vez. Incluso quien te dice que estás obsesionado normalmente es de los que no se levantan del sofá. Porque… quien prueba las endorfinas… repite seguro 😉

Así que controla los excesos y disfruta de este mundo…

de sus colores, olores y sensaciones.

Y si tienes que engancharte a algo…

engánchate a la VIDA <3

Juntas Es Mejor

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