A la gente corredora le encanta comentar a los debutantes eso de: ¡Cuando cruces la línea de meta de tu primer Maratón…ese día, cambiará tu vida por completo, ya verás!

Y como nosotras seguimos creyendo en nuestra «cadena de sueños» hemos querido contaros la experiencia de cuatro chicas maratonianas y cómo les cambió la vida. Quizás su ejemplo os sirva de motivación porque «Si realmente quieres puedes conseguirlo»

Cuando te llega el día y lo vives en tu propia piel, cuando todas las partes de tu cuerpo y tu mente se alinean para que seas maratoniana, ese día, compruebas la GRAN verdad que ellos te comentaban con un brillo especial en sus ojos.

Simplemente hay un «antes» y un «después» cuando acabas tus primeros 42.195 metros.

Estamos escribiendo estas líneas y tenemos la piel erizada y nos sale la risa floja jejeje ¡es precioso recordar tu primer maratón! y por eso queríamos compartir las nuestras. GRACIAS a Raquel y a Blanca por querer sumarse a nuestras historietas.

IMG-20151029-WA0055

Raquel: «Recuerdo aquellos instantes en la línea de salida tan emocionantes…justo antes de comenzar a cumplir uno de esos sueños que dejan huella. Con el pistoletazo de salida hubo explosión de sensaciones, lágrimas de felicidad, escalofríos y una gran sonrisa que quedó tatuada en mi rostro durante toda la carrera. A pesar de la dureza de este gran reto y del enorme sufrimiento que soporté desde el kilómetro 36 (donde mis piernas cobraban autonomía propia) no pude evitar dejar todo esto atrás al ver la recta final y al cruzar la línea de meta…me sentí INVENCIBLE. Descubrí el gran potencial que tenemos dentro, cuando deseamos algo con todas nuestras fuerzas y hoy me siento realmente realizada en mi faceta deportiva, que junto de vosotras tanto nos apasiona!! Por cierto, me recuperé en tiempo récord y ni tan siquiera sentí agujetas!!

Lloré mucho durante las 4h45′ que me costó terminarlo. Lloré de dolor, de sufrimiento…pero sobretodo lloré de satisfacción y la emoción tan grande de cumplir un sueño» 🙂

—————————————–

IMG_20140320_173254

Patri: «Siempre recordaré el día que cogí el teléfono y le dije a Paula: ¿Me acompañas en mi debut de Maratón? ¡¡y va la locaaaaaa y en menos de un segundo me contesta un SÍ rotundo jejejeje!!! Aún lo recordamos y nos echamos a reír, no hay nada como dos «chaladas» juntas. Esa decisión cambió mi vida, fueron tres meses de duros entrenamientos, de días que no podías con tu alma pero tocaba entrenar, de lesiones que asomaron la semana previa y de una mezcla de miedo, respeto e ilusión.

Y allá que nos fuimos para Barcelona y llegó el día (ese día que tanto deseaba y que me llenaba de «nervios nerviosos»), tenía hasta «estrategia» preparada 🙂 Había ido entregando «kilómetros» a los míos, es decir, a cada persona importante en mi vida le regalé un kilómetro y así podía pensar en ellos durante esta aventura que me llevaría a meta.

¡Pues os aseguro que funcionaba! pasaban los kilómetros y yo pensaba en la persona en concreto y eso me daba fuerzas (mis amigas, mis sobris, mi familia, mis padres, mis compis de entrene…) ¡fue una estrategia genial! Pero entonces apareció él…el diablillo en mi hombro 🙁 sí, sí, ese que te recuerda ¡que quién lecheeeeees te mandaría a ti meterte en este fregaoooooooo!

La gente lo llama «el muro» yo ni pude ponerle nombre, mi cara era un mapa, mi cuerpo un puzzle que no encajaba y yo sólo buscaba consuelo en Paula (el tenerla ahí me hizo un mundo) y los kilómetros pasaban muy lentos, todo se hacía cuesta arriba y mi cabeza empezó a fallar, los pensamientos negativos me abordaban y sólo quería parar y llorar, pero ahí es cuando llegó «EL CAMBIO, MI CAMBIO».

Con el paso del tiempo, ahora sé, que aquella lucha con mi mente me cambió, me demostró a mí misma que sí que podía, que la cabeza, a veces, puede más que tus piernas, que puedes lograr todo aquello que te propongas. Y ese pensamiento brota en mi cabeza cada vez que estoy metida en un nuevo reto. Me digo a mí misma: «Patri, si pudiste con el Maratón, puedes con lo que se te ponga por delante».

Y ahora me siento más guerrera aún que antes de ser maratoniana, aquel día, al cruzar la línea de meta, tuve mi cambio, ese cambio del que los veteranos hablan. ¡Bendito día!»

—————————————

blanca

Blanca: «Creo que correr un Maratón te cambia por dentro. En mi caso fue por mi hermano. Él quería apuntarse, me creó el gusanillo y de repente me vi en la salida de Mapoma.

Ni con mis piernas, ni con el crono, ni con los kilómetros…es una lucha de yo con y contra mi cabeza. No me preparé lo suficiente…y fue una carrera dura. Suena a tópico lo de que «la gente te lleva en volandas» pero quien lo ha vivido puede dar fe. En mi caso tenía repartido por toda Madrid a mi familia y grupo de amigos, que cuando los veías ¡te venías arriba! Sin duda ese era tu mejor kilómetro 🙂

Cuando ves que sólo faltan los últimos metros…es ¡¡¡¡IN-CRE-I-BLE!!!! Llevas luchando horas contra tu cabeza…¡y ya lo tienes ahí! No se queda sólo en el día de la carrera…te «trastoca» por dentro, te hace ver que eres capaz, que hay pocos límites, que si la cabeza manda el resto de la maquinaria funciona»

_______________________

la foto18

Paula: «Correr un Maratón era mi sueño y el día que estuve en la 10k paralela al Maratón Valencia (mientras aplaudía y me emocionaba viendo a los corredores de los 42.195 metros) decidí que al año siguiente yo sería una de ellos. Un año después, con muchas horas de entrene y esfuerzo y muchas ilusiones, me planté en la línea de salida del Maratón. Cruzar la línea de meta te cambia la vida, pero lo que realmente te hace fuerte son los entrenamientos. Esos entrenamientos en los que es inevitable tener dudas y miedos, días de lluvia, cansancio, poca vida social (o ninguna) y una dieta especial para que todo salga perfecto el gran día. Ese gran día que corrí mi primer Maratón fue como hacerme mayor de repente. Sientes que eres invencible y que nada podrá contigo, ni en lo deportivo ni en lo personal. Muchas veces después he recurrido a eso de…»Si has hecho un Maratón ¿no vas a hacer esto?» ¡¡Y prometo que funciona!!

Desde ese día he corrido otro Maratón más con mi compañera de batallas Patri y con la que compartiría mil Maratones más sin dudarlo. Con ella aprendí cada una de las frases de nuestro decálogo y ya estamos buscando la excusa de nuestro próximo reto 😉

Este año correré mi tercer Maratón…y esta vez el culpable es mi padre. Prometo que me negué un par de veces cuando me lo propuso pero…¿¿Cuántas personas tienen la oportunidad de entrenar y correr un Maratón con su padre?? Han sido tres meses realmente especiales y estoy segura de que para él habrá un antes y un después de su primer Maratón, pero para mí también por poder hacerlo a su lado»